Un equipo internacional de científicos ha logrado un hito histórico al perforar la corteza terrestre y acceder al manto, una de las capas más misteriosas de nuestro planeta. Esta hazaña fue posible gracias a una perforación submarina récord de 1.2 kilómetros, abriendo una ‘ventana’ al interior de la Tierra que permitirá extraer muestras directas de rocas del manto, una región que ha sido durante mucho tiempo inaccesible.
«No hay nada que embriague tanto como la atracción del abismo», escribió Julio Verne en Viaje al centro de la Tierra. Más de 150 años después de la publicación de esta obra, la humanidad ha dado un paso más hacia la exploración de las profundidades terrestres. Un equipo internacional de geólogos ha aprovechado una ventana tectónica en el Macizo de Atlantis, una montaña submarina de 4,267 metros de profundidad en el Atlántico Norte, para perforar un pozo de 1,268 metros y extraer un núcleo de minerales que proviene directamente del manto terrestre.
Un Hito Científico sin Precedentes
Esta extracción histórica marca un avance significativo en la comprensión de la Tierra. Por primera vez, los científicos han logrado obtener rocas del manto, una hazaña que podría revelar secretos sobre el papel de esta capa en el origen de la vida, los procesos volcánicos y los ciclos de elementos esenciales como el carbono y el hidrógeno en la superficie terrestre. Según los investigadores de la Universidad de Cardiff, quienes lideran este proyecto, la perforación se realizó en una región hidrotermalmente activa conocida como el Macizo de Atlantis, situada en la dorsal mesoatlántica, uno de los puntos de la corteza terrestre más cercanos al manto.
El manto terrestre, que se extiende desde unos 35 kilómetros debajo de la superficie oceánica hasta aproximadamente 2,900 kilómetros de profundidad, ha sido hasta ahora una región misteriosa y poco comprendida. Las temperaturas en esta capa varían enormemente, desde unos 600 °C cerca de la corteza hasta alcanzar los 3,500 °C en la proximidad del núcleo terrestre. En esta perforación reciente, los científicos han logrado recolectar rocas a temperaturas superiores a 204 °C, lo que ofrece una nueva ventana al estudio de la geología terrestre a niveles nunca antes alcanzados.
Comparación con Proyectos Anteriores
Aunque a lo largo de la historia se han realizado perforaciones más profundas, como el famoso pozo de Kola, que alcanzó los 12.2 kilómetros en la antigua Unión Soviética, esta es la primera vez que una perforación submarina logra acceder directamente al manto terrestre. La diferencia clave radica en la localización y la técnica empleada para acceder a esta capa interna de la Tierra, un logro que podría transformar nuestra comprensión del planeta en los próximos años.
Este avance no solo refuerza la capacidad de la ciencia para explorar lo desconocido, sino que también abre nuevas puertas a la investigación geológica y el estudio de los procesos que han dado forma a la Tierra tal como la conocemos hoy.
El núcleo de perforación se recolectó entre el 1 de mayo y el 2 de junio de 2023, a bordo del buque de perforación oceánica JOIDES Resolution, durante la Expedición 399 del Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos (IODP). Este consorcio internacional de investigación marina, compuesto por más de 20 países, se dedica a recuperar muestras cilíndricas de sedimentos y rocas del fondo oceánico para estudiar la historia de la Tierra.
En la actualidad, los científicos tienen a su disposición más de un kilómetro de tubos llenos de piedra oscura, entre las cuales destaca la peridotita del manto, rica en hierro y magnesio. Según el profesor Johan Lissenberg, de la Escuela de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Cardiff y autor principal del estudio, «nuestros resultados difieren de lo que esperábamos. Hay mucho menos piroxeno en las rocas, y tienen concentraciones muy altas de magnesio, lo cual es el resultado de cantidades mucho más altas de fusión de lo que hubiéramos predicho». Este derretimiento se produce a medida que el manto se eleva desde las profundidades de la Tierra hacia la superficie.
Lissenberg también señala que se encontraron canales a través de los cuales el derretimiento fue transportado a través del manto, permitiendo a los científicos rastrear el destino del magma después de que se forma y viaja hasta la superficie de la Tierra. «Esto es importante porque nos dice cómo el manto se derrite y alimenta los volcanes, particularmente los del fondo del océano, que representan la mayor parte del vulcanismo en la Tierra. Tener acceso a estas rocas nos permitirá establecer la conexión entre los volcanes y la fuente de sus magmas», explica Lissenberg.
El estudio también arroja luz sobre cómo el olivino, un mineral abundante en las rocas del manto, reacciona con el agua de mar, desencadenando una serie de reacciones químicas que generan hidrógeno y otras moléculas. Estas reacciones son especialmente relevantes porque se sospecha que podrían haber desempeñado un papel clave en el origen de la vida en la Tierra.
«Las rocas que estaban presentes en la Tierra primitiva se parecen más a las que recuperamos durante esta expedición que a las rocas más comunes que hoy día forman nuestros continentes», señala la doctora Susan Q. Lang, científica asociada en Geología y Geofísica de la Institución Oceanográfica Woods Hole y codirectora científica de la expedición. Lang destaca que el análisis de estas rocas proporciona una visión crítica de los entornos químicos y físicos que habrían existido en los primeros días de la Tierra. «Podrían haber proporcionado, durante períodos geológicamente largos, el combustible y las condiciones favorables para albergar las primeras formas de vida», añade, subrayando la importancia de continuar el análisis de las muestras de rocas y fluidos recolectados.